Como un inventario que se desplaza desde la propia especificidad de la pintura, Cuestas despliega su mundo, y su tiempo. La imagen, como hecho inseparable de su biografía, construye un relato presente y vital. Bajo la poética posmoderna, el artista reivindica su repertorio de lo culturalmente significativo, presentándose como intérprete de ese universo eminentemente visual. Los elementos de la cultura de consumo, las seductoras formas de la gráfica publicitaria, los sujetos descentrados (a veces mitos, otros anónimos) y los signos pictóricos: tramas, gestos y empastes, no solo conforman la pintura, sino que parecen enrarecer el espacio propuesto; tensionando la aparente imparcialidad. Es en el dibujo, donde el «descuido compositivo» se inscribe como una acción inmediata, como un ruido urbano, histérico y liberador. La figuración espontánea, de carácter evasiva, reivindicadora, quizá, de una cierta banalidad, se aleja del concepto de pureza tan marcado en el plano del diseño, ya que el artista decide proyectarla desde el cuerpo. Figuración y abstracción, fragmentos y transitoriedades, se vinculan con elementos de nuestro contexto inmediato, en un plano sensual y táctil, reconociendo un espacio que anula la relación figura y fondo, tal vez, como una forma de relativizar sus propias jerarquías.

Dante Montich – Curador