Más arte para tiempos de hostilidad

graffiti Calle de Córdoba

Por Flor Gauna¹ 

Ese sábado, Guillermo se levanta más temprano de lo normal a pesar de haber dormido poco. Estuvo embalando un puñado de pinturas del último año después de debatirse largamente qué selección hacer:  primero elige las que más le gustan a él aunque termina separando aquellas que están en mejor estado, además de la única que había podido enmarcar con el presupuesto disponible. En todo ese proceso, desde que le confirmaron su participación en la feria hasta esa mañana, nunca evalúa de cuál pieza estaba dispuesto a desprenderse, ni por cuánto, mucho menos si alguna era susceptible de ser adquirida, valorada o al menos admirada por un tercero. 

Yo soy con otro y en el otro, sostiene Emmanuel Lévinas² en su Ética de la alteridad (o el neologismo de moda: LA OTREDAD).  Ése otro me complementa y me hace ser YO.  ¿Acaso no es esa la relación fundamental en el arte contemporáneo? ¿en el arte en general?.  Y continua Lévinas: esa complementariedad que es el otro, implica una diferencia entre nosotros³,  abre así la ventana al infinito de posibilidades que son todas las miradas, percepciones e historias posibles de aquellos -que se someten a la obra,  en este caso – versus la idea de totalidad, que implica un elemento (o un ser), completo, autosuficiente, inmutable e impermeable a todo. Lévinas desarrolló una profunda reflexión sobre la ética de la alteridad poniendo a la relación e incluso responsabilidad hacia el otro en el centro de la escena,  y en esto – debo decir- hay mucho arte. 

Guillermo mete como puede los sobres caseros de distintos tamaños en una caja  junto con el cuadro, y se toma el bondi rumbo al predio de la feria. Durante los 40 minutos de recorrido piensa en pendientes, en la guita, en la facu, tanto que le sorprende encontrarse con un montón de otros y otras en el Centro Cultural, de repente un escudriño ajeno que no había considerado se hace patente. Con bastante incomodidad, el artista cuelga rudimentariamente sus piezas en el espacio asignado y, a medida que quedan en su ubicación final y sus pares van con paso apresurado para acá y para allá arrastrando sus propias creaciones, algo pasa: las piezas de Guillermo se desprenden de sus brazos, de su refugio, de su hábitat cómodo y resguardado y pasan a ser del resto, de todos, menos de él. 

Y es que mientras más procuramos desentrañar la definición de ese otro, más lo desotramos, buscando definiciones y percepciones que son de MI mundo y cosmovisión y no de la ajena. Allí la particularidad del arte: artista y observador/visitante/consumidor hacen las veces y en simultáneo de  intérprete en sus dos acepciones y se abre un espacio único que ambos comparten, en el que todas las historias, intenciones e interpretaciones son posibles. La empecinada definición del otro lo hace débil y le quita la posibilidad de ser infinito.  El arte,  por su parte,  se la conserva y le da así a ese extraño la capacidad de ser libre.  

El arte es hospitalidad. La hospitalidad es la cualidad de acoger y agasajar con amabilidad y generosidad a los invitados o a los extraños. “Hospitalidad” se traduce del griego filoxenia, que literalmente significa “amor a los extraños”. Nos aporta con gentileza Wikipedia. Curiosamente la palabra comparte raíz con HOSTILIDAD – aquí vale una advertencia para quienes conformamos el mundo y las lógicas del arte: ojo con la frontera entre hospitalidad y hostilidad que muchas veces se nos hace un tanto difusa,  la dislexia no es excusa-. La hostilidad es la manifestación de la desotración, el empecinamiento por buscar que el otro deje de ser ese y sea más como yo. La imposibilidad de entender que la definición y el valor de la alteridad es la diferencia. 

El arte, presenta aquí una alternativa: la creatividad dispuesta a esos otros, propone una conversación y se constituye naturalmente hospitalidad en sí misma. Ese convite al intercambio es para toda persona que quiera participar del juego y puede derivar de manera válida en el tema que sea, las sensaciones que surjan, cualquier deseo,  impulso, reacción es válida frente a la invitación. 

Otra curiosidad etimológica- prometo que es la última-  es que HUÉSPED, otra palabra de la misma familia, se refiere tanto a quien acoge como a quien es acogido. Huésped es el aloja y huésped es el extraño que visita. Y esa también es la dinámica del arte, en el que quienes están creando son a la vez habitados y definidos en la mirada de aquellas otras personas que mientras tanto viven, interrogan, interpretan esa obra. 

Guillermo observa la escena como un extraño y casi no reconoce esos objetos propios que hasta hace unos minutos cargaba y acomodaba. Cada pieza crece y se transmuta ante la mirada ajena y él siente que se transforma y se hace más grande con ellas. 

En el arte el OTRO es la pieza  fundamental.  Es enorme, es bienvenido, reconocido como constructor, como parte de la obra, como un valor en su diferencia. 

En el arte se recibe al extraño, al invitado. La cultura es hospitalidad, es afecto, es ser huéspedes unos de otros, allí se disfruta de una conversación entre divergentes y se entiende el valor vital de lo que ello significa.

Más cultura, más arte, más otrxs. 

flor gauna

¹ Flor Gauna es Gestora Cultural y docente. Dirige el espacio 220 Cultura Contemporánea y es socia fundadora de Capital Creativo, estudio de Gestión Cultural. Es parte del equipo de Instituto Cultura y colabora en la gestión y producción de múltiples proyectos culturales independientes y como asesora de políticas culturales de organismos públicos y privados. Licenciada en Comunicación Institucional y Maestranda en dirección de negocios.

² Emmanuel Lévinas (Kaunas, 12 de enero de 1906-París, 25 de diciembre de 1995) fue un filósofo y escritor lituano de origen judío. Desarrolló su trabajo en Francia e Italia, con breves estancias intelectuales en Austria. Consagró además su vida y su obra a la reconstrucción del pensamiento ético después de la Segunda Guerra Mundial, que pasó confinado en un campo de concentración alemán.

³ En las palabras de Ferdinand de Saussure sobre el lenguaje, cada palabra o elemento lingüístico se define por cómo es diferente de los demás. Su significado surge de estas diferencias, ya que no existe en sí mismo como una presencia completa e independiente. Cada elemento depende de su relación con otros para tener sentido.Este sistema, según Saussure, se basa en la alteridad, ya que cada elemento requiere la presencia de otros para buscar su plenitud o totalidad de significado.

1 comentario en “Más arte para tiempos de hostilidad”

  1. Me encantó esa mirada desde otro ángulo. Acostumbrada a ser “ el espectador” no había dimensionado la importancia de ser el que mira y se apropia de la obra del artista . Caitivsnte la descripción Felicitaciones Flor Gauna

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